domingo, 24 de agosto de 2014

Noche cultural de Gala lírica


En conmemoración a San Esteban en la semana Húngara en Bs.As, se realizó la Noche de Gala Lírica el 23 de agosto en el Auditorio Mindszentynum que acompañó una cena homenaje y como plato principal de excelencia lírica, ofreció un repertorio con arias de óperas que lucieron a la "messo" internacional Lucía Megyesi Schwartz y al barítono Juan Salvador Trupia acompañados en piano por Szuzsanna Gráf.
De Mozart el dúo de Zerlina y Don Giovanni de la misma ópera con Lucía Megyesi Schwartz y Juan Salvador Trupia también de Bizet, Habanera y Canción del torero de la ópera Carmen y de Rossini el dúo de Roseta y Fígaro del Barbero de Sevilla.

















A los postres un repertorio de dulces operetas húngaras interpretadas por cada solista incluyeron la "Canción de Vilja" de la Viuda Alegre de Lehar, y "Lejos está el gran bosque" y "La entrada de Giuditta" interpretadas por Lucía Megyesi Schwartz. Al final a dúo de la opereta la Viuda Alegre el aria "Todo mi deseo" con Lucía Megyesi Schwartz y Juan Salvador Trupia, y finalmente completando la velada para con dos canciones húngaras "Brindis Amargo" y "Oh cuántos peces" por el cantante Jeno Dombay.
La Asociación de Húngaros Católicos en Argentina con su centro cultural Mindszentynum ofrecen en su restó actos culturales con buena comida húngara con acogedora tertulia para románticos que puede hacerse con previa reserva al 4864 7570 en Aráoz 1857 en capital ó por mail; mindszentynum@gmail.com



domingo, 17 de agosto de 2014

"Don Giovanni" una traición infiel

                                                   Ilustración: Pablo Bernasconi 
Buenos Aires Lírica presenta Don Giovanni, de Mozart, con la dirección musical de Pedro-Pablo Prudencio y la puesta en
escena de Marcelo Lombardero.
La antiquísima leyenda del libertino castigado en la versión inmortal de Mozart y Da Ponte: como la ópera más reconocida.
Wolfgang Amadeus Mozart: Don Giovanni (estreno: Praga, 1787)

En Buenos Aires las funciones: viernes 22, martes 26, jueves 28, sábado 30 de agosto a las 20, Domingo 24 de agosto a las 18.
En el Teatro Avenida (Av. de Mayo 1222)
Duración total aproximada: 3 horas 10 minutos, con un intervalo.
Dirección musical: Pedro-Pablo Prudencio
Puesta en escena: Marcelo Lombardero
Elenco: Nahuel Di Pierro, Iván García, Oriana Favaro, Victoria Gaeta, Cecilia Pastawski, Santiago Bürgi, Mariano Fernández Bustinza y Hernán Iturralde.
Coro Buenos Aires Lírica y orquesta.

Don Giovanni es una ópera en dos actos y seis escenas con situaciones cómico-dramáticas (dramma giocoso según la terminología de su época) con música de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) y libreto en italiano de Lorenzo Da Ponte (1749-1838). Narra las andanzas finales de un noble libertino en la Sevilla del siglo XVII.
Mozart y Da Ponte, después de su éxito con Le nozze di Figaro de 1786 en Praga fueron invitados a pedido componer y coproducir un nuevo título para una compañía italiana en la misma ciudad checa. Decidieron basarse en la leyenda del Giovanni tenorio el "Convidado de Piedra" de 1787, además muy popular y más antiguo desde que Tirso de Molina en el año 1617 con "El Burlador de Sevilla" estaba reviviendo innumerables veces estás infidelidades en el siglo XVIII, y por los autores de la talla de Moliére y de Carlo Goldoni posteriormente. Sin embargo, Da Ponte tomó como modelo inmediato una obra de segunda categoría que acababa de estrenarse en Venecia y con el asesoramiento de un notorio seductor de carne y hueso, "Gian Giacomo Casanova", Da Ponte produjo un libreto que realmente encendió la imaginación de Mozart: y el resultado fue Don Giovanni, cuyo título completo es "Il dissoluto punito, osia il Don Giovanni", y su estreno tuvo lugar el 29 de octubre de 1787 en Viena con éxito menor que el obtenido en Praga mismo que Mozart realizó algunas modificaciones con la eliminación del sexteto final que todos celebran la desaparición del enemigo y acabar entonando la moraleja de "¡quién mal anda, mal acaba!", y así mismo dificultó al público vienés para que su aceptación de la ópera fuera muy tardía.
Trás el estreno en Viena poco después, el emperador José II opinó: “Muy difícil para los cantantes, y muy dura para los dientes de mis vieneses”. La respuesta de Mozart, siempre orgulloso de su trabajo fue: “Majestad, déles tiempo para que la mastiquen”.

Formalmente, la obra sigue los lineamientos de la ópera del siglo XVIII: una estructura de recitativos en los cuales se desarrolla la historia, que alternan con arias en las que se expresan sentimientos. En 1787 ya hacía tiempo que este esquema se había flexibilizado por al avance de un arte más popular, el de la opera buffa, y cuándo Mozart entró en acción ya proliferaban los números de conjunto y los finales de acto donde generalmente todos los protagonistas hacen su contribución. El resultado final del trabajo de Mozart y Da Ponte es una de las grandes obras de arte de la civilización occidental, una ópera que ha sido calificada como la mejor de todos los tiempos.
La presencia de Don Giovanni en los escenarios porteños se remite a los principios de la ópera en nuestra ciudad, en la década de 1820. Desde entonces, como corresponde a su popularidad,  ha sido objeto de innumerables producciones. En el Teatro Colón lo vimos por última vez en 1993.
Buenos Aires Lírica lo presentó en 2008.

En ésta nueva producción contaremos con Nahuel Di Pierro en el papel protagónico a quién acompañarán Oriana Favaro (Donna Anna), el barítono venezolano Iván García (Leporello), Victoria Gaeta (Donna Elvira), Santiago Bürgi (Don Ottavio), Cecilia Pastawski (Zerlina), Mariano Fernández Bustinza (Masetto) y Hernán Iturralde (Commendatore).
Coro y orquesta con la dirección musical del maestro chileno Pedro-Pablo Prudencio y la puesta en escena es de Marcelo Lombardero. Siempre orientado a la visión de dar vida gracias a la tecnología la escenografía incorpora con la colaboración de la firma Multiled una pantalla modular en LED con mejor visualización y uniformidad cromática de brillo y contraste. Completa el equipo escénico Diego Siliano en escenografía, Luciana Gutman en vestuario y Horacio Efrón en iluminación.



Argumento
La acción tiene lugar en Sevilla en el siglo XVII
ACTO I. La acción en el exterior de la casa de Doña Ana. Don Juan está dentro, enmascarado y tratando de seducirla, y la primera voz que se oye es la de Leporello, criado de Don Juan, que está esperando afuera y que se queja de las penalidades de su trabajo.
Don Juan sale apresurado de la casa de Doña Ana; ella va trás él, intentando descubrir la identidad de su enmascarado ofensor. Su anciano padre, el Comendador sale también de la casa y se bate a duelo con Don Juan y el Comendador resulta muerto.
Don Juan y Leporello huyen: Ana y su prometido Don Octavio, descubren el cadáver del Comendador y Doña Ana hace jurar a Don Octavio que vengará la muerte del anciano.
Don Juan y Leporello están en una calle cuando aparece una mujer cantando sobre un amante que la ha abandonado. Don Juan determina “consolarla”, pero al acercarse a ella descubre que es Doña Elvira, de Burgos, a la que él precisamente, abandonó. Escapa de allí y deja a Leporello el trabajo de obligar a Elvira a escuchar la lista de las conquistas de Don Juan: “Madamina, el catálogo” (“Señorita, la lista”).

En una aldea cercana dos campesinos, Masetto y Zerlina, van a casarse. Llega Don Juan y encarga a Leporetto la tarea de echar de alli a Masetto; para deslumbrar a Zerlina que tiene aristocrático encanto: “La ci darem la mano” (“Allí nos daremos la mano”). Don Juan está a punto de llevarse a Zerlina cuando aparece Elvira, que canta una aria advirtiendo a Zerlina.
Entran Ana y Octavio y Elvira les dice que Don Juan es un bribón. mientras Don Juan les señala que está loca. Doña Ana reconoce a Don Juan por la voz y se lo dice a Octavio: “Or sai chi l’onore” (“Sabe ahora quien me robó el honor”), y Octavio canta el aria “Dalla sua pace” (“De su paz depende la mía”).
Don Juan está solo y canta su intención de invitar a los lugareños a una fiesta para aumentar su lista de conquistas, se marcha y entra Masetto. ofendido por su coqueta Zerlina pero consigue reconciliarse con ella: “Batti, batti” (“Pégame, pégame”).
Entra nuevamente Don Juan y los deseos de venganza de Masetto se debilitan ante la invitación a la fiesta. Octavio, Ana y Elvira, enmascarados, piensan unirse a la fiesta y atrapar a Don Juan en ella y los tres pronuncian una corta pero profunda plegaria: “Protegga il giusto celo” (“Proteja el justo cielo”).
En la fiesta se escuchan a la vez un minueto (para los señores), y una danza alemana (que Leporello insiste que Masetto baile con él), mientras que Don Juan intenta de nuevo conquistar a Zerlina y cuándo ella grita, Leporello dice que el ofensor ha sido él. Pero la verdad es puesta de manifiesto por Octavio, Ana y Elvira, que se han quitado las máscaras.
ACTO II. Don Juan ha cambiado de objetivo y su presa es una criada de Doña Elvira, para lograr su propósito intercambia su traje con el de Leporello, y juega ahora otra burla cruel a Elvira, cantando bajo su balcón una apasionada serenata, en la que le dice que aún la ama y cuándo baja la enamorada, la recibe Leporello disfrazado con el traje de Don Juan y cuando los dos se han marchado; éste vuelve a cantar a la criada. acompañado de mandolina: “Deh vieni alla finestra” (Ah, sal a la ventana”).
Llega Masetto con unos amigos, con el propósito de matar a Don Juan, pero éste en la oscuridad, pretende pasar por Leporello, haciendo marchar a los amigos pero éstos le dan una paliza. Llega después Zerlina y consuela a Masetto: “Vedrai carino” (“Ven, cariño mío”).

Elvira y el todavía disfrazado Leporello se encuentran con Zerlina y Masetto, y después con Doña Ana y Octavio; pensando que Leporello es Don Juan, los cuatro le amenazan, pero ante su sorpresa lo defiende Elvira. En un sexteto, Leporello es obligado a identificarse y entonces, con una aria, se las arregla para escapar.
Octavio canta de nuevo su amor por Doña Ana: “Il mio tesoro” (“Tesoro mío”) y Elvira pregona su sentimiento de haber sido traicionada “Mi tradi quell’alma ingrata” (“Aquel ingrato me traicionó”).
En un cementerio, Don Juan y Leporello contemplan la estatua del Comendador, y se oye de pronto una voz de ultratumba, la de la estatua, que recrimina su conducta a Don Juan, Leporello se llena de terror y Don Juan está impávido é invita audazmente a la estatua a que cene con él aquella misma noche, la invitación es aceptada.
Doña Ana ruega a su prometido Octavio, que comprenda su dolor por la muerte del padre y acceda a aplazar la boda: “No mi dir” (“No me digas que soy cruel”).
Don Juan está cenando alegremente en su casa, mientras unos músicos amenizan la velada, y Leporello aguarda de pie escuchando las canciones que interpretan los músicos, Don Juan tiene compañía femenina y aparece Elvira suplicando a Don Juan que cambie de vida, pero su petición es inútil. Cuándo sale, hace un espantoso grito por algo pavoroso que ha visto fuera y lo mismo ocurre con Leporello cuándo sale a ver qué ocurre: es la estatua del Comendador, dispuesta a cumplir la invitación a cenar que le hizo Don Juan.
El Comendador entra, habla a Don Juan, tratando de que se arrepienta sin conseguirlo; le toma la mano y lo arrastra consigo a las llamas del infierno mientras canta un invisible coro de demonios.
Cuándo entran en la estancia Doña Elvira, Doña Ana, Don Octavio, Zerlina y Masetto, todos con la idea de venganza, Leporello les dice que el Comendador se les ha anticipado y  todos ahora decidirán su porvenir: Elvira se marchará a un convento; Doña Ana guardará un año de luto antes de casarse con Don Octavio: Zerlina y Masetto se marchan a cenar y Leporello buscará un nuevo amo. Todos, con alegre corazón, dicen al público que aprendan la lección que les ofrece el destino de Don Juan.
Con una propuesta visual addgiornada con jóvenes cantantes que en su mayoría mantuvieron los principios de dinámica, expresividad y actuación, lucieron más aún su labor lírica con empeño y eficacia, como el bajo Nahuel Di Pierro, protagonista que va creciendo con desenvoltura y una segura impostación vocal.
Las jóvenes sopranos Oriana Favaro (Doña Ana) y Maria Victoria Gaeta (Doña Elvira) cumplieron con mérito sus exigentes roles, asumiendo las arias con empeño y corrección. Así también el trabajo vocal y escénico del bajo venezolano Iván García, oriundo de Caracas, como Leporello, con buen timbre vocal, y la  segura intervención del bajo barítono Hernán Iturralde como el Comendador, o sea el “convidado de piedra”.
La jóven mezzosoprano Cecilia Pastawski (Zerlina) fue eficaz y puso calidez a su rol, el tenor Santiago Burgi, animó un Don Octavio con apropiada línea en el fraseo de sus arias (particularmente en la difícil  “Il mio tesoro”) y el barítono Mariano Fernández Bustinza (Masetto), completaron el  elenco de cantantes de ésta versión que contó de otras veces con la dirección del maestro chileno Pedro Pablo Prudencio, en ésta temporada.
Fotos gentileza de Liliana Morsia.

sábado, 2 de agosto de 2014

"Cena renacentista con Da Vinci"


Los que asistan serán integrantes invitados al banquete que Leonardo Da Vinci preparó para Ludovico Sforza, duque de Milán, son recibidos por un heraldo (Ana López) de la Corte y anunciados con un título nobiliario, para luego los comensales ser acompañados por la camarera ( Laura Leonelli) al lugar predeterminado de la mesa dispuesta en herradura, en el reducto de La Biblioteca Café  donde en su espacio central se representará la farsa musical en (2 platos y 1 postre) "La Cena de Leonardo Da Vinci" que recrea las cortes renacentistas en que Leonardo (Ricardo Merayo) es el maestro del banquete según su libro "Notas de cocina" que recomienda sus 23 consejos culinarios y del buen comportamiento a los chef, los personajes sirven, y ver también las danzas es parte de todo lo que ocurre durante la representación que hace parte de la inspiración de la obra.
En un ambiente recreado con liturgia glamorosa con música en clave de la época del renacimiento, Leonardo invita a sus comensales a degustar bocadillos con las manos, una ingesta de bolitas de manjar blanco, patitas de ave, cuadritos de sémola con queso, pan con fungi sorpresa y crostines sazonados con berenjena y pasas, paté de hígado especiado que saborizan el paladar acompañado con vino tinto. Un final con dulce de torta blanca, alemana de manzana, de frutas secas y damascos recrean las recetas de los cocineros del siglo XIV y XV de la época, adaptado a los sabores de los paladares actuales.
Trás la trama de la obra, se pone énfasis en la música coral con voces bien armonizadas con cálida acentuación por la dirección musical de Pablo Manzanelli y sus coreutas Ricardo Merayo, Edith Margulis, Schuss Nouzille, Ana Sampedro, Ariel Vertzman, Laura Leonelli, Ana López que interpretan temas de época como la "Vecchie Letrose" de Adrien Willaert (1498), "Madrigale a un Dolce Usignolo" de Adriano Banchieri (1588), "El Grillo" de Josquín Desprez (1505), "La Bataille de Marignan de Clément Jeannequin (1498), "Lasciatemi Morire" de Claudio Monteverdi (1580), y varios más que se van intercalando a lo largo de la banquete-espectáculo junto a una selección de madrigales y danzas del Siglo XVI de propio estilo renacentista.
Entre cada escena donde Da Vinci relata algunas de sus invenciones que aprovecha en presentar como la máquina de picar vacas y espantar moscas, está la preferida de la culinaria italiana "spaghettis", elaborados por su máquina (una pastilinda) de invención para hacer fideos en tiras, donde se sirve sin indigestar durante el segundo acto, "Spaghetti alla bolognesa" matizada con la canción previa "Hoy comemos y bebemos", en un marco festivo de saltinbanquis y cantantes de cuándo él trabajó en la Corte de los Sforza.
En 1515 durante la batalla de Marignan los milaneses fueron derrotados por Francisco I de Francia
(Ariel Vertzman) y allí como el artista de la corte le obsequia "La Gioconda" a Enrique VIII (Hernán Bonadeo), quién durante sus horas libres dedicaba al jolgorio y se entretenia con la música y canciones que alegraban sus sentidos. Un típico personaje no menos significativo como protagonista político del Rey Carlos V que extendió sus dominios, fue su enviado el intempestivo monólogo farsesco de brochettes victoriosos del Capitán Matamoros, que representa a la Comedia del Arte en la interpretación humorística de Ana Padovani.
El libro que desempolvó retirando de su biblioteca que aún no se tenía quemado "Notas de cocina", Edith Margulis pensó que podía ser llevado a escena junto a la gastronomía, y elaboró la comida de la época concensuada por el chef Rubén Falcón, como así también la escenografía destaca una gigantografía de los personajes dispuestos como en "La Última Cena" (del fresco del refectorio de la Iglesia Santa Maria delle Grazie en Milán), sobre paños con escudos colgantes, vestuario sobre modelos de época del siglo XVI, y la producción le pertenecen para una diferente noche temática porteña, para que juntos los sabores de la gastronomía y el arte, se lleven de la buena mano cultural acompañada por la dirección de Melisa Hermida en su 6a temporada.
La Biblioteca Café , Marcelo T. de Alvear 1155; 4811-0673 con reservas a las 21.30hs.