sábado, 18 de agosto de 2018

El Bramido de Dusseldorf ... cuándo la certeza es mentira


A Sergio Blanco como dramaturgo franco-uruguayo le gusta trabajar el género teatral de la autoficción contemporánea como cruce entre lo real y lo ficcional y por ello le "gusta decir que tiene una disciplina augusta, por Augusto, su emperador favorito desde niño. 
“Es una disciplina que se mezcla con el rigor jesuita y se combina con la meticulosidad de lo francés”, agrega.
Sergio Blanco 45 años, radicado en París desde hace más de dos décadas, mochila siempre en sus espaldas, campera y zapatillas de colores fuertes son su impronta para desembarcar del otro lado de la orilla en la sala Casacuberta del Teatro San Martín en Buenos Aires para estrenar su obra autoral más reciente y como director, "El bramido de Düsseldorf" con el siguiente elenco; Gustavo Saffores, Walter Rey y Soledad Frugone.



En “La única certeza de la verdad es, que es una mentira" sobre la que el dramaturgo incursiona hace algunos años en donde relata la agonía y muerte del padre de un autor teatral en una clínica de Dusseldorf, ciudad a la cuál el dramaturgo viajó para llevar adelante un proyecto que nunca sabremos cuál es con certeza y que relata como mentira.


La obra plantea su inicio con un CAPTATIO y 5 etapas de bramidos a medida que la pieza avanza y llegar al final con un RECAPTATIO, y durante ése espacio se entrecruzan en un vertiginoso juego teatral tres posibles hipótesis por las cuáles el autor se encuentra allí; la inauguración de una exposición sobre Peter Kurten, célebre asesino serial alemán de principio del siglo XX  para la cuál el autor escribió un catálago, firmar un contrato como guionista de películas pornográficas con una de las productoras de cine más importantes de la industria porno europea y proceder a su conversión al judaísmo por medio de su circuncisión en la famosa sinagoga de Dusseldorf.
Confieso no conocer los antecedentes del autor y ver por primera vez ésta obra, pero si digo que me dejó visiblemente impresionado su tratamiento y estructura teatral conceptualmente buena, que me permite augurar un promisorio futuro en próximos trabajos, que me gustaría ver y que a la vez recomiendo ésta obra.
Entre sus obsesiones el autor recurre al mito épico de Acteón, un cazador convertido en ciervo por haber sido sorprendido espiando a la diosa de caza Artemisa, ésta le lanza agua y lo transforma, pero aquí la leyenda cambia por revolcarse entre las flores del bosque para convertirse en ciervo considerado como un mito moderno, además suma a Peter Kurten un asesino serial alemán conocido como el "vampiro de Dusseldorf" que también inspiró los film de Fritz Lang y a los que llama mitos contemporáneos. En el segundo bramido el padre quiere volver al pasado para contar su historia que la hace atemporal según viene del primer bramido, en que busca concentrar la esencia humana de la amistad, la lealtad, la soledad y guerra nazi, y que se soslaya el amor y la muerte.
Con una escenografía en blanco muy funcional y con efectos de backproyection,de alta tecno que el teatro ofrece, con pocos elemento escenograficos sumados se mueven los tres personajes adaptándose a varios roles cada uno de ellos con especial ajuste y precisión, al compás de una adecuada música de los Beatles. Un provocador juego escénico se desarrolla a lo largo de 2hs que atrapa y que es recomendable ver, y a la vez disfrutar un nuevo género teatral.


elduke1000