sábado, 5 de marzo de 2011

"Las fantasías sagradas ocultas del desenfreno en Carnaval"

Al llegar los tiempos de carnaval se aumentan las fantasías sexuales como una chipa que enciende los sentidos en el ambiente propicio de la lujuria. Así habla la historia de los carnavales desde su orígen como fiesta pagana con festejos libertinos que homenajeaban a sus dioses en Egipto y en el Imperio Romano.
En su antología histórica del carnaval nacieron costumbres que se sacralizaron al encarnarse en personajes mitológicos con ritos en sus dioses entre los griegos y romanos, en los primeros fueron los Dionisios con otros apodos como Baco en que se hacían los bacanales, Bromio o Liber el protector de la fecundidad con su fiestas de verdaderas orgías que cubrían con velo de secreto para los iniciados. También honraban a Momo, hijo de la noche y su nieto Caos del infierno, que fuera expulsado del Olimpo por reírse inapropiadamente y así es convertido en protector de la blasfemia.
Las fiestas saturnalias de los romanos evocaba a Saturno al hacer a todos iguales y sin desnivles entre amos y esclavos, ricos y pobres, poderosos y sometidos.
Así Julio César (100-44aC) prolongó el festejo en tres días, Augusto (63 aC-14 dC) a cuatro y Calígula (15-41dC) a cinco donde sus desfiles parodiaban a los generales vencedores que volvían de la guerra con sus carros disfrazados y carrozas adornadas.
Al cristianizarse el Imperio Romano (siglo IV) el Concilio de Obispos en Nicea en 362 no consiguió prohibir las costumbres pero fue cambiado su significado. En la Edad Media (siglos IV al XV) los festejos prescedían la cuaresma con sacrificados ayunos y penitencias para preparar el espíritu litúrgico de la Pasión y Muerte de Jesús, obligando al vegetarianismo al prohibir la carne y dar origen al nombre de carnaval por la voz latina "carne valis" (adíós a la carne).
En 1418 al 1471 el Papa Pablo II para normalizarlo instituyó carreras de caballos en las calles de Roma con carrozas iluminadas con antorchas que trataban los romanos paganos apagarlas arrojando agua como un rito sagrado de purificación, por las amplias avenidas que pasaron a llamarse corsos y perdurar en el lenguaje carnavalesco.
El Rey Luis XIII de Francia en 1601 -1643 lo prohibió por considerarlo obseno y pecaminoso pero no consiguió extinguirlo, para que Luis XIV que reinó entre 1643 y 1715 hizo famoso el carnaval en la Corte de Paris, pero su pariente Borbón en España, el rey Carlos III (1716-1788) lo prohibió en su territorio y en la conquista española hizo cumplir la ley al virrey Pedro de Ceballos en el Rio de la Plata, pero en 1795 Juan Manuel de Rosas lo vetó y después de su derrocamiento lo permitieron y organizaron como actos de estímulo a la independencia que comenzaba a gestarse, pero la moda del carnaval se afincó en el Brasil por la influencia esclava negra que aprovechaba usar la ropa en desuso que les regalaban sus amos aristócratas, y ellos aprovechaban disfrazarse de negros e indios para parodiar sus danzas.
En el final del siglo XX tomó tanto auge turístico que se convirtió en negocio como la mayor celebración popular, perdiendo respeto por las jerarquías sagradas y profanas al igualarse en todos los niveles sociales.
Los sexólogos en la actualidad opinan; sobre el tema de algunas prendas extraídas del viejo baúl carnavalesco de los recuerdos, para despertar las pasiones incontrolables en el corso público, o en la intimidad para estimular las fantasías eróticas y sexuales aumentando la morbo que generalmente estimula el inconsciente.
El difraz es el elemento más común en la mente del hombre más en la mujer jóven que lo usa para su exhibicionismo y su autoegosentrismo, y que las mujeres se prestan más fácil a su juego, principalmente para las de mayor edad al creer que tienen perdidos sus atributos físicos de la juventud y no quieren perder la seducción sobre su pareja.
Según los mandatos culturales vigentes donde prevalece el órden machista se prefiere la extorsión ante la jóven inocente, que sumisas prefieren aceptar órdenes ya que recuerdan aquellas cuándo jóvenes tener jugado al "doctor".
Otras encuentran en Caperucita Roja la transformación picaresca y dulce que domina el "lobo feroz" con el deseo de conseguir lo que le gustaría, lo más difícil del más allá.

El difraz usado como máscara es la transgresión de la fantasía con morbo que permite describir lo que se tiene escondido bajo la piel de lo que uno es o nó, pero en definitiva sobre todo se quiere mostrar aquello autoreferencial de "aquí no pasa nada".
Mediante el difraz en la actualidad se vive un mundo fantástico que puede ser irreal para permitirse materializar algún poder de superhéroe, deportista exitoso o encumbrado ejecutivo, atributo de personalidad distinguida que oculta o nó la realidad de su persona detrás del antifaz.
Por tanto y ante el rey Momo,... cuál es tu difraz predilecto ...? ... y que antifaz te pondrías y cuál personaje despierta tus pasiones ocultas ...?

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