Eternamente Tango, un show demasiado caro con propuesta endeble

Como segundo espectáculo for export después de Opera Pampa en La Rural, Eternamente Tango es una gran producción con libro y dirección de Héctor Berra y una puesta escenográfica de Carlos Veiga, Juan C. Baglietto y H. Berra que hacen un espectáculo interactivo de nuestra música vernácula suntuosa pero que no alcanza a conseguir que sus calles porteñas en sus distintos estilos arqutectónicos y sus arquetipos que deambulan como el guapo, el canillita y el pizzero de la esquina sean los suficientes para el show.

El entretenimiento continúa con la propuesta de asistir en una pantalla de proyección de 360 grados, ver un documental musical con imágenes de Buenos Aires para pasar a una cena muy bien ambientada donde podrán desgustarse cosas ricas y algunas exquisiteces.

El show comienza luego con un grupo de bailarines que simulan estar desnudos por tener mallas color piel y se tiene la sensación de estar en el paraíso dónde se lo vincula al tango con el nacimiento en el mundo del hombre y la mujer.

Flota en el aire el rostro de Gardel que canta como un Supremo y ésto se reitera varias veces durante el show para mostrar a los turistas lo mejor que tiene el arte porteño. Una coreografía que le falta fuerza entre los revoloteos y firuletes dinámicos se entremezclan con los cuchilleros taitas malabaristas.

Juan C.Baglietto aporta una correcta ilumnación con efectos en sus cuadros artísticos y Lito Vitale sus arreglos musicales algo melódicos para el tango del 2x4 no tan apetecibles al compás tanguero que marcan a sus bailarines un nivel artístico heterogéneo entre Noelia Moncada, Jorge Costa y Claudio González que se esfuerzan con hidalguía para mostrar todo lo que no pueden superar en un amplio espacio que ofrece el Tango Palace del pabellón Frers durante 90 minutos de buen show.
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