martes, 5 de enero de 2010

SANDRO inmortal, cantautor ... y un ídolo popular

Sandro dio siempre los pasos justos en los momentos indicados de su carrera de cantautor. Estaba del bando contrario al Club del Clan cuando en la década del 60 en la TV hacían los adolescentes de los años 60 y fue "el Gitano" con cierto halo prohibido y dionisíaco, cuando estaba a pleno los éxitos de Palito Ortega, encarnaba a su contrafigura ingenua y correcta.


Afecto al desborde, la exageración, la buena música y la poesía y creó los movimientos diabólicos pélvicos contorsivos en sus actuaciones. Era aficionado y amante de la música de cantautor Bob Dylan cuando los románticos de su tiempo preferían las fotonovelas.
A pesar de ir creciendo como ídolo con identidad local, criado en Valentín Alsina, traspuso los límites fronterizos del país en los años 70 para llegar al Madison Square Garden que lo incendió con su performance, la contracultural revista Rolling Stone que le dedicó una página entera al "Elvis latino"...
Sandro nació el 19 de agosto de 1945, a las 3 de la madrugada, en la Maternidad Sardá de Parque Patricios. Pesó 1,8 kg, por lo que tuvo que pasar varias semanas en una incubadora. Fue el único hijo de la pareja formada por Vicente Sánchez e Irma Nydia Ocampo. Creció en un hogar obrero con un padre humilde y trabajador y una madre que le inculcó el gusto por la literatura (solía leerle todas las tardes Las mil y una noches). Uno de sus últimos discos se lo dedicó a ella: Para mamá.
Una de sus maestras de la escuela primaria lo introdujo en el mundo fantástico de Monet, Cézanne, Bach y de Beethoven, al ver que tenía aptitudes artísticas como músico y dibujante.
Acostumbrado a una vida más mundana, buscó los oficios para poder sobrevivir y no llegó a terminar la secundaria. Sin embargo, no hubo entrevista, ya de adulto, en la que no resaltara la importancia de la educación pública y gratuita. Al abandonarla, a comienzos de los años 60, debió vivir de changas: trabajó de joyero, obrero metalúrgico, camionero y de cadete en una farmacia mientras participaba de los concursos de radio de la época, y más tarde, en el entonces considerable circuito de bailes en clubes de barrio, tanto en la Capital como en la provincia de Buenos Aires.
Pero fue su primera aparición en televisión junto con Los de Fuego, en 1964, en el programa Sábados circulares, conducido por "Pipo" Mancera, la que desató el delirio de las adolescentes y el disgusto de los padres por sus movimientos pélvicos provocativos.
Desde allí en más, el fenómeno no se hizo más esperar y su vida cambió, habló de los conflictos sociales del país con su franqueza característica, apoyó los reclamos de piqueteros y asambleístas y sufrió en carne propia la confiscación ("el corralito") de su dinero: "Perdí porque nunca quise rajar la plata afuera".
Inteligente para mantener su propia creación a lo largo de los años y generar un misterio de su vida íntima. Se encargó de aclarar: "Siempre se habla del misterio de Sandro. ¿Qué es el misterio? ... Lo mío es el respeto por la gente que me eligió para transitar juntos el camino de la vida. "Hay personas a las que no les interesa estar frente a la cámara y quieren seguir en el anonimato", decía a propósito de su celoso resguardo de la privacidad.
La única concesión que hizo a sus admiradoras fue recibirlas una vez al año en el día de su cumpleaños, permitiéndoles sacarse fotos dentro de su casa amurallada en Banfield. Para promocionar su vida artística (su intimidad siempre fue caldo para los chimenteros que no soportaban su sobriedad para manejarse en ese terreno) sabía cuándo esconderse o irrumpir con apariciones fugaces en el ambiente de la noche porteña cada vez que se acercaba un ciclo de actuaciones, para los que las entradas se agotaban con meses de anticipación. Apoyado en historias simples, declaraciones de amor forjadas como pequeños dramas para ser actuados en escena, Sandro construyó su universo musical compuesto por más de 300 composiciones originales. Varias de ellas saltearon la barrera generacional: "Rosa, Rosa", "Así", "Penumbras", "Quiero llenarme de ti", "Te amo", "Mi amigo el Puma" o "Trigal".
Siempre se reía cuando le preguntaban por la clave de su éxito con la audiencia femenina. "No les canto a todas, sino a cada una", decía.
La historia de Sandro, el personaje que inventó Roberto Sánchez para ganarse la vida, nació con el sueño de un pibe de 12 años que idolatraba el rocanrol como gesto de rebeldía, y se la pasaba imitando los gestos de Elvis. Un día, el tocadiscos se rompió y el chico siguió bramando "Hotel de corazones solitarios". Así nacería el mito de su canto.
La transformación del muchacho de barrio al ídolo tercermundista en un país que lo convirtió en un paradigma popular.
Ese que seguirá encendido, como el inextinguible fuego de un sueño que sigue ardiendo en sus canciones. "¡Al final, la vida sigue igual."
... El 20 de noviembre había sido trasplantado de corazón y pulmones. A pesar de sus esfuerzos y los del equipo de profesionales del Hospital Italiano, su cuerpo le dijo basta. Tenía 64 años. Falleció rodeado de su familia y sus "nenas".
Sandro no resistió el doble trasplante al que fue sometido el viernes 20 de noviembre pasado en el Hospital Italiano y murió el 4 de enero a las 20.52 por las complicaciones que sufrió en las últimas horas por una infección séptica en los pulmones transplantados y tras seis operaciones desde que fuera transplantado.
Luego de cuatro perforaciones bronquiales y las intervenciones quirúrgicas para solucionar este cuadro y de la lucha contra un germen virulento que le complicaba el cuadro de Salud, el Gitano no pudo resistir su quinta operación.
El lunes 3 Sandro entró en shock séptico luego de una operación que le practicaron en la madrugada y después del mediodía volvieron a operarlo, alertando a sus familiares y amigos.
Su deceso causó gran consternación en el entorno médico y entre los familiares y seguidores del cantante, que desde hace más de un año se informara que necesitaba un transplante de corazón y pulmones para poder vivir. Finalmente en marzo, el Gitano esperaba por un donante en la lista de emergencia del INCUCAI.
Su esposa, Olga Garaventa, y demás miembros de su familia lo acompañaron en todo momento al igual que sus "nenas", que desde que se supo de la gravedad de su enfermedad no cesaron de orar.
Roberto Sánchez llegó a Mendoza el 20 de noviembre y rápidamente fue trasladado al Hospital Italiano donde fue intervenido por el cirujano Claudio Burgos, jefe de cardiología del hospital, y su equipo. Tras seis horas de intervención quirúrgica, en aquel entonces el Gitano pasó la operación y los partes médicos que cada mediodía daban a conocer los médicos Sergio Perrone, Claudio Burgos y Miguel Nicolás configuraban un panorama optimista de la lenta evolución de la operación, que había sido calificada por el mismo Burgos como de "alto riesgo".
Su delicado estado de salud producto del deterioro que sufrió en los últimos tiempos influyó para que el cuerpo de Sandro no resistiera el difícil proceso de recuperación de un transplante de esta envergadura. Y la noticia de hoy sorprendió a todos, por el tono optimista que se transmitía en el Italiano desde aquella tarde en que fue operado.

El domingo comenzaron a surgir los rumores de que la salud de Roberto Sánchez estaba empeorando y hoy, lunes, los doctores dieron por primera vez un parte médico en el que no mostraban esperanzas de que mejorara el cuadro clínico, luego de realizarle dos intervenciones quirúrgicas en menos de 12 horas.
Desde el 14 de marzo estuvo internado en el Instituto del Diagnóstico en Buenos Aires, donde cumplió sus 64 años y esperó una donación de órganos de doble transplante de corazón y pulmón y que tuvo una larga lucha de su existencia acompañada de esperanza y agonía.
Los últimos días de Sandro provocaron un sacudón mediático fuera de lo común en Mendoza, que congregó a periodistas de los principales medios de comunicación del país, y también le cambió la cara al Hospital Italiano de Guaymallén.
La vereda principal del nosocomio se convirtió en un santuario callejero y por momentos en una pista de baile, un mundo gitano que no tuvo el final esperado del cuál tomó su apodo.
El velatorio se hizo en el salón de Pasos Perdidos del Congreso Nacional por donde pasaron a despedirlo más de 40.000 personas entre llanto, aplausos y muestras de devoción hacia el cantante .
A su sepelio continuó un cortejo fúnebre con una multitud con desconsuelo que acompañó el féretro en una caravana que pasó por su casa en Banfield donde vivió muchos años, y sumó a más de 5000 personas con todos los vecinos que lo conocían por ser muy querido en su barrio.

Continuó el trayecto de sus excequias donde a su paso le arrojaban flores durante 3 hs hacia el cementerio Gloriam de Lonhchamps que lo esperaban sus fans para dar su último adiós al ídolo de América que fuera la estrella de la música popular.
Al relacionarlo en la distancia del tiempo el funeral de Sandro fue comparado al de Carlos Gardel ...

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